LEYENDA DE SU FILOSOFÍA: El Inca Pachacutec era un rey muy sabio, que gobernaba a su pueblo con justicia. En cierta ocasión encontró un animal que había caído en una ciénaga, que intentaba salir. El inca se inclinó ante el animal en apuros y le ofreció su brazo para que pudiera agarrarse, pero en lugar de hacerlo mordió ferozmente el brazo del inca. La reacción del animal indignó a los cortesanos y rápidamente, se aprestaron a matarlo allí mismo. Pero Pachacutec supo ver más allá de las apariencias y detuvo aquellas manos vengadoras de sus súbditos. “No lo hagáis – dijo mientras alguien curaba sus heridas -, pues ha reaccionado igual que los pueblos que están sometidos a la tiranía y la explotación, acostumbrados a recibir nada más que injusticias y castigos de quienes los gobiernan, no saben reconocer al principio el trato justo que aliviará sus males. Pero con un poco de paciencia y perseverancia hay que mostrarles que les ha llegado la hora de la liberación”. Entonces el Inca, con exquisita delicadeza, acarició la cabeza del animal, le habló con dulzura y, poco a poco, este salió finalmente de la ciénaga. Y cuentan las crónicas que desde entonces fue el compañero fiel de aquél rey legendario, y jamás se apartó de su servicio.