Es necesario conocer muy bien al consumidor, saber cómo es, cuándo y para qué usa el producto, qué le ofrece y qué le motiva a comprarlo. A través de herramientas como el Customer Journey Map, por ejemplo, es posible un mayor conocimiento del cliente, entender sus emociones a lo largo de todo el proceso de compra e identificar los posibles insights que le incentivan a realizar las acciones que interesan a nuestra compañía