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Capitulo IV - Coggle Diagram
Capitulo IV
La voracidad oral es la actitud que hace que un niño se apodere de todo lo que se encuentra, y a esta temprana edad no está limitada por ninguna barrera del yo.
Se tienen dos raíces una en el ello y otra en el yo, por una parte el funcionamiento familiar de acuerdo con el principio del placer que incita al yo inmaduro a atribuirse a si mismo todo lo placentero mientras que rechaza como ajeno todo lo desagradable.
Por otra parte, es la falta de distinción adecuada al yo entre su propio ser y el objeto que determina la respuesta.
Las regresiones permanentes, igual que las transitorias, pueden tener su punto de partida en cualquier campo de la personalidad
Una de las posibilidades es que el movimiento regresivo comience en el yo y el Super yo y los reduzco nivel inferior de funcionamiento, los resultados son una conducta impulsiva y afloramiento a las tendencias agresivas
La otra posibilidad es que la regresión comience en los derivados del ello y que su influencia patógena se extienda en dirección contraria, en este caso el yo y el Super yo están afectados en una de las dos formas posibles, dependiendo de si aceptan la actividad inferior de los impulsos o si la objetan.
Algunos niños necesitan más tiempo que otros para perfeccionar las funciones del yo y por consiguiente continúan diciendo mentiras, otros completan este desarrollo normal pero retornan a niveles anteriores cuando enfrentan frustraciones yo desilusiones excesivas en su vida.
El llamado mentiroso fantástico encara realidades intolerables por medio de la regresión a formas infantiles de la expresión de los deseos.
Las ideas de “mío“ y “no mío“ son conceptos indispensables para el establecimiento de la honestidad que se desarrollan de manera muy gradual y al mismo ritmo que su progreso hacia el logro de la individualidad.
Tan pronto como el concepto de lo “mío“ emerge en la mente del niño, comienza cuidar sus posesiones mostrándose muy celoso de cualquier interferencia y es entonces que el niño debe extender sus relaciones con otras personas y aprender a establecer la empatía con la vinculación de sus propiedades.
El equilibrio mental de los seres humanos está basado por una parte en ciertas relaciones fijas entre las operaciones internas dentro de su estructura y por otra parte, entre la personalidad y las condiciones ambientales.
En el cuadro del crecimiento del niño hacia la madurez, la proporción de fuerzas entre él ello y el yo está en flujo constante.
La causa de una conducta infantil desviada tiene su origen en las condiciones externas de la vida del niño y desaparece cuando estas se mejoran.
El mejoramiento de las circunstancias externas no harán desaparecer el síntoma, sino sólo el descubrimiento del deseo inconsciente.
Separar a un niño pequeño de su madre durante el periodo de unidad biológica entre ellos, representa una interferencia inexcusable con necesidades fundamentales inherentes, el niño reacciona con un sufrimiento legítimo que puede aliviarse solo por el retorno de la madre.
Puesto que los términos diagnósticos se crearon teniendo presente los trastornos mentales de los adultos y se descuidaron los problemas referidos a la edad no se aclaran las diferencias entre los síntomas originados por diferir o fracasar en los logros y los síntomas provocados por crisis o transgresiones funcionales.
Para un niño es normal alejarse de las impresiones dolorosas en favor de las placenteras, tratar de disminuir la importancia, ignorarlas y hasta negarlas si son persistentes, esto es un mecanismo de defensa dirigido contra el displacer y la distorsión de los hechos objetivos.
Tipos de mentiras: la mentira inconsciente, la mentira fantástica y la mentira delincuente, donde las formas de aparición más temprana actúan como precondiciones de las posteriores.
Casos en que el desarrollo cursa a diferentes velocidades en los distintos campos de la personalidad se espera que surgen consecuencias patológicas.
Cuándo el yo y el super yo son inmaduros comparados con los niveles de la actividad de los impulsos, no existen relaciones objetables emocionales adecuadas ni pronunciado interés social y moral
Mientras que el desarrollo acelerado del yo conduce aumentar los conflictos, formar síntomas neuróticos y el carácter obsesivo, el desarrollo acelerado de los impulsos produce pérdida de control de situaciones referentes al sexo y a la agresión, integración insuficiente de la personalidad y personalidades impulsivas.
La desarmonía entre las líneas del desarrollo se convierte en un agente patógeno sólo cuando el desequilibrio de la personalidad es excesivo, Así encontramos que cada nivel de su progreso está desproporcionado con respecto a los otros.