Dado que se trata de un trastorno del neurodesarrollo que afecta a cómo se desarrolla y configura el sistema nervioso, no existe un tratamiento que lo pueda prevenir ni curar. Pese a ello, existen pautas y sistemas de apoyo que tienen un carácter psicoeducativo y cuya función es promover la calidad de vida de las personas y sus familias.
Además, también se trabaja para potenciar sus puntos fuertes y favorecer su inclusión y participación social. Es decir, el tratamiento va dirigido a maximizar las capacidades de desarrollo, aprendizaje e interacción social. Por último, cabe señalar que es importante proporcionar herramientas de autocontrol y ayudarles a tener una imagen positiva de sí mismo.
Cuando aparezcan problemas asociados, debe considerarse la utilización de fármacos que contribuyan a hacer más eficaz el tratamiento psicológico, conductual y educativo.