El objetivismo pone los valores estéticos en los objetos apoteóticos, obligándose a analizar su estructura objetiva (simetrías, ritmos, etc.); lo que no significa necesariamente que los objetos estéticos sean “esencias” desconectadas de los sujetos operatorios a la manera a como el hipercubo se desconecta del geómetra. Los objetos estéticos son “fenómenos” y, por tanto, han de estar proporcionados “organolépticamente” a los sentidos apoteóticos. (Objetivismo estético).