Las pérdidas humanas, en forma de defunciones por homicidio por ejemplo, no han dejado de despegar. Los últimos tres años han sido infames, en tanto a que ostentan el récord de mayor mortalidad por homicidio jamás registrado. (INEGI, s.f.). Ante un panorama tan desolador, se esperarían medidas de igual contundencia, sólo para que no acaben resultando.
-