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Capítulo 4: La Literatura Problemas en la enseñanza de la lengua y la…

- - - - La autora explica que esta dificultad se asemeja a la dificultad de "la especificación de lo literario" y expone que "al igual que la inquietud sobre “qué es la literatura”, el canon depende de una serie de variables como las de autor, género, lengua, [...]". El problema o la dificultad se presenta cuando a través de la literatura, el Estado Argentino ha considerado construir la "identidad nacional".
        
        En ese sentido, la selección del canon literario en Argentina durante la mayor parte de la historia de la enseñanza de la literatura, consistía en programas predominantemente de carácter prescriptivo, impuestos así por una perspectiva clásico-centrista, nacionalista e hispanista. Y no fue hasta la reforma de 1990 que existe la posibilidad de que el maestro tenga la total libertad de seleccionar las obras.
        
        A manera de conclusión, Alvarado, M. comenta este cambio como más democratizador y que añade libertad al docente, de manera positiva, a pesar de que este canon será regido por "sus gustos, ideologías, [...]".
    - - Ya, esta última dificultad, la autora plantea que "la incorporación de conceptos provenientes de la teoría literaria y de otras disciplinas como la sociología, la historia de las artes, el cine, etc., se hace necesaria".
        
        Asimismo, la autora explica que en la misma situación se encuentran los docentes "respecto de sus interpretaciones y del sentido de su práctica. Presionado por las condiciones de trabajo en las instituciones", en necesidad de un replanteo teórico que lo ayude a reflexionar sobre su tarea.
        
        Como explica la autora, a través de la reflexión de Barthes, la escritura de un escrito literario puede ser "más perezoso" que un escrito formal, pero también "más complejo", por lo que requiere de "un lector activo"; 'un lector que llene los vacíos que deja la obra literaria, que actúe sobre ella porque el “texto quiere que alguien lo ayude a funcionar"'. Pero, como la autora nos describe, "sólo se le demanda al alumno que reconozca y describa los elementos formales, como una taxonomía, sin señalar de qué manera se insertan o se relacionan entre sí. Algunas veces, de un modo absolutamente disociado de aquello que se acaba de describir, se le pide una interpretación unívoca [...]".
        
        Es así, como Alvarado, M. concluye que se hace necesaria la incorporación de la teoría a la lectura literaria en las escuelas, porque a través de esta es que los lectores (los alumnos) se vuelven activos y desarrollan la capacidad de buscar lo que Todorov llama "El sentido de la obra" y no se quedan en una mera interpretación.
    - - Para la autora, esta dificultad consiste en que la asociación entre la Lengua y Literatura se torna, actualmente, "incómoda y sin sentido".
        
        Finalmente, la autora opina que, a pesar de la relación de armonía que tuvo la lengua con la literatura debido a la inicial necesidad y actualizaciones y reformas que posteriormente se han hecho y se siguen haciendo, realmente la enseñanza de la literatura se ha visto sometida y limitada por esta, razón por la cual ella concluye como ya había expresado: "la asociación entre la Lengua y la Literatura se torna, actualmente, incómoda y hasta sin sentido".
        
        Alvarado, M. explica cómo durante las últimas décadas del siglo XIX, las primeras décadas del siglo XX, los años 70's y los años 90's la literatura se ha configurado junto a la lengua como "un modelo de lengua", o que tiene "un rol ejemplar en la enseñanza de la lengua" de manera que la literatura quedaba sometida bajo la enseñanza de la lengua. Inicialmente, esto fue así, debido a varios procesos ocurridos en Argentina, como la necesidad politico-educativa por la inmigración europea, y, ya luego, en los años 70's, se realizó una actualización y reforma de los contenidos de la materia hasta los años 90's en que se empezó a realizar otra reforma, que hasta 2007 se seguía desarrollando.
    - - Según la autora, este problema
        consiste en que parece no haber
        un rasgo único y definitivo que
        caracterice a la literatura: "ni el
        autor, ni el gusto, ni la tradición,
        ni el lenguaje, ni siquiera el
        contexto de publicación puede
        garantizar (cada uno por separado)
        el reconocimiento de una obra
        literaria como tal."
        
        Alvarado, M. explica cómo a través
        de la historia se ha intentado definir
        la literatura a través de esos elementos.
        
        Primero, menciona que en el Renacimiento, según los estudios de Burdeau, P. (1983) y Williams, R. (1980), se distinguían unas tendencias y unos elementos a través de los cuales se establecía un concepto de literatura en la época. Estos eran: el gusto o la sensibilidad, el artísta o autor de la obra y la tradición cultural de cada nación.
        
        Luego, menciona los movimientos de vanguardia surgidos durante y despúes de la primera guerra mundial, que cuestionaban lo establecido y ocasionaron revueltas estéticas de lo artístico, transformando así las ideas que se tenía sobre la literatura a través del contexto.
        
        Y, finalmente, menciona la corriente de los formalistas rusos, que surgieron simultáneamente a los movimientos de vanguardia y que, "frente al rechazo de la antiguas formas artísticas, tratan de encontrar lo que es en definitiva literario". Estos, mediante juicios, concluyeron que este elemento característico de la literatura era el lenguaje que se usaba, o sea, "la literaturidad".
        
        Para comprobar esta dificultad, Alvarado, M. analiza dos textos "la papa" y "celebraciones" y llega a la conclusión de que 'en definitiva, seguimos soportando una visión inestable de "qué es literatura"'. Finalmente, ofrece una idea de qué hacer ante esta incertidumbre y, ante la enseñanza de una "literatura que ya no es ejemplo más acabado de la lengua", propone abrir las puertas a nuevas obras literarias.