Las obligaciones subordinadas tienen un vencimiento a largo plazo y durante su vida se van pagando unos intereses previamente fijados. La fecha de vencimiento de estos productos financieros suele ser de varios años, y durante ese periodo no se puede vender la obligación, por lo que no existe posibilidad de recuperar el dinero. La única opción de intentar recuperar el dinero invertido en las obligaciones subordinadas pasa por venderlas en un mercado secundario, como si se tratasen de unas acciones, pero este mercado tiene poca liquidez, es decir, pocos compradores y vendedores, y por tanto no es sencillo deshacerse de estos productos.