Por causa del fenómeno de la esclavitud, el contrato de trabajo no fue la figura jurídica utilizada en la antigua Roma, donde surgió la locatio, o arrendamiento, que comprendía tres tipos de relaciones: locatio-conductio rei, locatio-conductio operis y locatio-conductio operarum, las cuales han perdurado hasta nuestros días y cobran vigencia en las legislaciones civiles, con algunas modificaciones.
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