La evaluación se inicia con la historia clínica, que se debe realizar con el paciente y la familia, y debe recoger información sobre la función cognitiva, como los fallos de memoria, los trastornos del lenguaje, los problemas en la orientación o las alteraciones en la atención.
También se debe investigar la repercusión de los síntomas en el ámbito funcional u ocupacional del individuo, como las actividades del hogar, el manejo de dinero, la conducción y la actividad social o laboral.
La anamnesis debe incluir preguntas sobre los cambios de personalidad, de conducta y afectivos del sujeto. Por último, el patrón temporal es de gran importancia en la determinación de la causa de la demencia.
Un inicio insidioso y un curso progresivo sugiere una causa degenerativa, mientras que un inicio brusco y curso escalonado apoya un componente vascular.
Un curso rápido en semanas sugiere una causa infecciosa, metabólica o neoplásica.