Aristóteles pensaba, en la antigüedad, que la materia era una forma continua y que estaba constituida por cuatro elementos: aire, fuego, agua y tierra, en diversas proporciones. Esta idea imperó durante el medioevo, a pesar de que Demócrito, otro filósofo antiguo, ya había formulado la teoría atómica. Esta última fue, durante la Revolución Científica, rescatada y mejorada.