La inteligencia empresarial ayuda a las organizaciones a analizar datos con un contexto histórico, optimizar las operaciones, realizar un seguimiento del rendimiento, acelerar y mejorar la toma de decisiones, identificar y eliminar problemas e ineficiencias empresariales, identificar tendencias y patrones del mercado, generar nuevos ingresos y rentabilidad, aumentar la productividad y acelerar el crecimiento. analizar el comportamiento de los clientes, comparar datos con los de la competencia y, en última instancia, obtener una ventaja competitiva sobre las empresas rivales.