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BIOQUÍMICA DE LA AGRESIÓN: Jesús Martín Ramírez, Ramírez, J. (2006).…
BIOQUÍMICA DE LA AGRESIÓN: Jesús Martín Ramírez
Actualmente se acepta lo que se conoce como teoría de neuromodulación múltiple.
Según esta teoría las pautas comportamentales más sencillas están bajo un complejo control neurohormonal e influidas por más de una sustancia química en compleja interacción mutua.
Por tanto, no podemos medir la agresión en unidades de una única sustancia neuroquímica. Al igual que la neuroanatomía nos indica que debemos pensar en términos de circuitos, y no de centros, la neuroquímica nos enseña que debemos aprender a pensar en términos de conversaciones, y no de órdenes.
IDEA DE RECIPROCIDAD
En la actualidad se defiende la idea de reciprocidad, según la cual la célula postsináptica, lejos de ser silenciosa y limitarse a absorber pasivamente los mensajes recibidos, responde a los mismos mediante mecanismos en feed-back, regulando la intensidad de la comunicación interneuronal a fin de mantener un equilibrio dinámico.
El propio comportamiento produce cambios biológicos , en como se sintetizan los neurotransmisores, en como actúan los receptores o en cuáles son los genes que se expresan (Niehoff,1999)
La reciprocidad es esencial para comprender la neuroquímica del comportamiento, como para apreciar la dinámica interpersonal de la comunicación interneuronal. En lugar de considerar solo la biología como la causa del comportamiento, es preciso considerar lo inverso, que el ser agresor o víctima es el suceso que pone en movimiento a los procesos neurobiológicos (Mizceck y Thompson,1984)
Las estructuras nerviosas participan en el equilibrio entre activación e inhibición de la agresión mediante distintas sustancias químicas, conocidas como neurorreguladores.
ANDRÓGENOS: Parece ser que las hormonas sexuales tienen un efecto directo sobre comportamientos específicos de cada sexo.
Durante el desarrollo puberal hay un fuerte aumento hormonal, principalmente en los sistemas hipotálamo-gonadal e hipotálamo suprarrenal, que coincide con el aumento del comportamiento agresivo
Aparece la lucha seria, llamada así para diferenciarse del "juego de lucha", característico de las etapas vitales tempranas, y que suele desaparecer con la llegada de la edad adulta (Onkyenwere y Ramírez 1993-1994)
El comportamiento antisocial característico de muchos adolescentes está asociado con un descenso de los esteroides gonadales y con un aumento de los andrógenos. Es por ello que en la pubertad, debido al aumento de estas hormonas se hacen más frecuentes los trastornos emocionales (Ramírez,2003)
La concentración de testosterona aumenta el nivel de agresividad. Hombres con niveles de testosterona demasiado elevados suelen ser más peleoneros
Los andrógenos tienen un facilitador sobre la agresión en la especie humana.
Los andrógenos producen un aumento en el enfado y en la tendencia a la agresividad
La producción de testosterona disminuye a lo largo de la edad adulta y esto ocasiona un descenso en la agresividad, y un incremento del altruismo. En la actualidad se tiende a descartar la idea de que el nivel de agresividad moderaría la relación testosterona- agresión.
ESTRÓGENOS: Los efectos de éstos son opuestos a los de los andrógenos. Un ejemplo característico de la relación entre los estrógenos y la agresión es el síndrome premenstrual
Sin descartar otros posibles factores coadyuvantes psicológicos y culturales, los bajos niveles de progesterona parecen influir en el aumento de la irritabilidad, característico del SPM, tales síntomas a menudo se alivian con suplemento de progesterona.
Hormonas suprarrenales
Además de las hormonas gonadales, en la agresividad influirían también hormonas del eje hipófiso-suprarrenal: la corteza suprarrenal mediante la corticosterona y la ACTH, al estimular la secreción de cortisol y la médula suprarrenal mediante dos catecolaminas: la adrenalina y la noradrenalina.
Las hormonas corticosuprarrenales estarían relacionadas también a la agresividad: la corticosterona la aumentaría a corto plazo y la ACTH la disminuiría a largo plazo, al estimular la secreción de cortisol, la hormona del estrés y de la depresión.
Por lo que respecta al tema de la agresión, los hombres antisociales y con violencia crónica suelen mostrar niveles bajos de cortisol.
OTRAS HORMONAS RELACIONADAS CON LA AGRESIVIDAD
La prolactina, hormona hipofisiaria, dominante en el orgasmo y necesaria para la secreción láctica, se ha observado su presencia en enfermos por abuso de drogas y que están correlacionadas positivamente con la agresión y la impulsividad.
La vasopresina o antidiurética también está relacionada con la agresión. Un receptor antagonista de la vasopresina tendría efectos antiagresivos.
La melatonina, podría intervenir también en los estados de ánimo, desencadenando trastornos de conducta, especialmente cambios bruscos de humor, al incrementar la cantidad de unos compuestos similares a los neurotransmisores.
NEUROTRANSMISORES
El cerebro actúa gracias a la comunicación que se da entre millones de células, llamadas neuronas. Dicha comunicación se lleva a cabo mediante una serie de moléculas denominadas neurotransmisores, por ser las responsables de transmitir la información correspondiente.
Se han identificado más de cincuenta tipos de neurotransmisores, algunos de ellos como la serotonina, (su disminución) relacionados con la agresión.
Se considera a la serotonina como un inhibidor de la mayoría de las formas de agresión, predominantemente de la de carácter impulsivo.
En concreto, parece ampliamente aceptado que el descenso del nivel de serotonina y el incremento de la noradrenalina y dopamina están implicados en la etiología de la agresión y violencia
el sistema serotonérgico participaría en la inhibición de la agresión impulsiva: a mayor nivel serotonérgico, menor comportamiento impulsivo ,por el
contrario, su déficit, produciría una impulsividad motora, caracterizada por una respuesta rápida e imprecisa.
El déficit de serotonina, más que aumentar la agresión en sí, lo que produciría sería un menor control de la impulsividad, la ingestión de fármacos serotonérgicos podría ayudar a calmar y a controlar la impulsividad.
Catecolaminas
Aunque se desconoce el papel concreto de estas, sigue la idea de que dopamina y noradrenalina participan como activadores en diversas formas de agresión.
OTROS PROTAGONISTAS EN LA MODULACIÓN AGRESIVA
Los sistemas GABAérgicos centrales, por el contrario, influirían en la inhibición.
El sistema colinérgico parece aumentar la agresividad:
Se han observado alteraciones de la conducta agresiva relacionadas con los opioides endógenos:
La participación de los receptores glutamatérgicos
óxido nítrico actúa como mensajero ,principalmente en regiones que favorecen la emoción, , sería un importante mediador en los comportamientos agresivo y sexual.
Ramírez, J. (2006). BIOQUÍMICA DE LA AGRESIÓN. Psicopatología clínica, Legal y Forense, Vol. 5, pp. 43–58. recuperado de
https://eprints.ucm.es/id/eprint/8419/1/PPCLF-QUIMICA_DE_LA_AGRESION.pdf
Alumna: Melva Aldama Reynaldo