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La familia, una institución en cambio, Los sociólogos clásicos y la…
La familia, una institución en cambio
Policía de las familias
En mediados del siglo XVM la medicina se desinteresó de las mujeres y de los niños. La mortalidad infantil era muy elevada, y también eran numerosas las mujeres que morían al dar a luz.
Era preciso sacar a las mujeres de las fábricas, introducir en los hogares obreros la higiene doméstica, inculcar un nuevo sentimiento de infancia, hacer de las clases laboriosas y peligrosas, clases respetuosas de la ley y el orden.
En la segunda mitad del siglo XVM se reorganizó el espacio familiar en función de imperativos económicos y sociales.
Para los reformadores sociales del siglo XIX la civilización del obrero pasaba por su domesticación, lo que implicaba, entre otras cosas, la constitución de la familia obrera
Los grupos conservadores defendían el retorno a la familia tradicional, mientras que los liberales veían en la familia una garantía de transmisión de la propiedad y un dique contra las intervenciones del Estado.
En nuestros días, escribía el doctor Mercier en 1908, ha nacido una ciencia, la puericultura, que tiene por objeto higienizar la vida de los pequeños abandonados hasta hoy a la ignorancia y a la rutina.
La puericultura debe ser para la mujer la primera de las ciencias, porque se refiere al primero de los deberes. Interesa a todas las clases de la colectividad, se dirige a las obreras que después de las fatigas del taller se enfrentan por la noche con las tareas cotidianas de la casa.
A principios del siglo XX la familia, convertida ya en la principal instancia de socialización en las sociedades industriales, se ve sometida a una especie de doble movimiento que está en la base de su crisis.
La proletarízación de la paternidad
La familia, concretamente, pasó de ser una institución inscrita en el campo político
a convertirse, a partir del siglo XVM, en un espacio a controlar por los diferentes grupos políticos.
Para LASCH la familia burguesa no se transforma tan sólo por el peso de los imperativos económicos.
Nuevos agentes sociales pasaron a controlar la vida de la familia, la crianza y educación de los hijos. Esta doble expropiación hizo que los seres humanos fuesen cada vez más dependientes de las clases directivas y de los profesionales, a la vez que se erosionó la capacidad de esfuerzo colectivo y de innovación social.
LASCH aboga por una sociología que sea capaz de analizar las relaciones que existen entre los cambios que se producen en el ámbito de las relaciones interpersonales, y los que tienen lugar en la dinámica social, es decir, una sociología que compagine el análisis macrosocial con el análisis macrosocial
LASCH considera que la crisis de la familia supone para las clases populares una inmensa pérdida, pues la lógica del capital no sólo se apropió del tiempo de trabajo de los trabajadores
El diagnóstico de LASCH suscitó disensiones entre algunas feministas y entre los defensores de los movimientos contraculturales, y fue instrumentalizado en los Estados Unidos por científicos sociales
LASCH firmaba que su objetivo era establecer las vinculaciones que históricamente se produjeron entre la crisis de la familia, la formación de un nuevo tipo de personalidad de los sujetos, y la sociedad del capitalismo de consumo a la que es preciso buscar alternativas.
La fragmentación de las relaciones familiares
en la sociedad líquida
En uno de sus últimos libros Amor líquido, Bauman relaciona los cambios en el mundo del trabajo, el empleo flexible, con la sociedad de la comunicación o interconectada, y con los cambios en las relaciones familiares.
Para Bauman todo lo sólido se disuelve en el capitalismo de consumo. Nos habla de sociedad líquida, de cultura líquida, de razón líquida, de amor líquido y de mundo líquido, para indicar el proceso de disolución de la sociabilidad y el de bilitamiento de las redes de solidaridad.
Con esta expresión pretende indicar el proceso de debilitamiento de las relaciones entre los sujetos que se hacen cada vez más lábiles, flexibles, dúctiles y maleables
En un artículo sobre “Los usos postmodernos del sexo”, recogido en su libro, La sociedad individualizada, insiste en la incitación a los consumos eróticos por parte de la publicidad postmoderna, pero el debilitamiento de los lazos sociales y los cambios en las normas hacen que la búsqueda de placer esté, a su juicio, llena de temor.
En nuestras sociedades el proceso creciente de individualización conduce a una especie de miedo al otro, miedo a lo real, miedo a la proximidad física con el otro, que favorece el recurso a lo virtual como refugio.
Lewis Coser incluye entre las instituciones voraces pues implica la entrega total de la persona, día y noche, está en clara recesión frente a las mujeres que ejercen un trabajo asalariado.
Bauman no analiza con precisión los procesos que condujeron a licuar las relaciones sociales, pero al menos nos proporciona una serie de síntomas del debilitamiento de esos vínculos, un proceso que a su juicio es predominantemente el producto combinado del capitalismo de producción flexible junto con el sistema de publicidad y de consumo en el interior de una sociedad de mercado
La tolerancia en términos de valores morales ha ido en aumento, a la vez que las familias se muestran cada vez más refractarias a la intromisión de las instituciones religiosas en sus códigos morales.
Han aumentado las familias democráticas, en las que prima la negociación entre sus miembros a la hora de tomar decisiones. Desciende por tanto el número de las familias jerárquicas tradicionales sometidas a la ley del padre.
En contrapartida, el paro, el trabajo precario, la pobreza, en suma, los estigmas sociales golpean a los grupos sociales con menos capital económico, cultural y relacional, lo que implica que sus relaciones de parentesco se tornan más vulnerables.
Los sociólogos clásicos y la familia
Engels señala, siguiendo a Marx, que la familia monogámica es la forma celular de la sociedad civilizada, en la cual se puede estudiar la naturaleza de las contradicciones y los antagonismos que alcanzaron pleno apogeo en las sociedades industriales del siglo XIX.
La institucionalización de la monogamia no es ajena a los conflictos entre los sexos y
entre las clases.
La familia individual dejará de ser la unidad económica de la sociedad, y la economía doméstica, al igual que el cuidado y la educación de los hijos, se transformará en una tarea social.
Morgan, y señaló que para llegar a la familia monogámica no solo fue necesario que el grupo de parentesco hubiese quedado reducido a su última unidad, es decir, a un hombre y una mujer, y que la selección natural redujese cada vez más la comunidad de los matrimonios, sino que también fue necesario que otras variables de orden social entrasen en escena.
Émile Durkheim impartió en 1888 un curso de introducción a la sociología de la familia estableció fundamentalmente una serie de diferencias entre la familia patriarcal, la familia paternal, y la familia conyugal, aunque también se refirió a otros tipos de familias.
Morgan como a Engels, que la familia debe progresar con la sociedad, y cambiar en la medida en que esta lo haga y, puesto que la sociedad ha progresado enormemente desde el comienzo de la civilización, debe ser capaz de nuevos progresos hasta llegar a la igualdad real entre los sexos.
El estudio de la familia patriarcal pone de manifiesto que la familia se reconcentra cada vez más sobre sí misma a medida que el medio con el que entra en relación inmediata se amplía.
Ajuicio de Morgan los dos hechos principales sobre los que se funda la familia monogámica son que cada varón se contente con una esposa, y que las mujeres permanezcan castas.
Los varones adquirieron una posición más relevante en el seno de la familia matriarcal, y así surgió la idea de modificar las costumbres para que los hijos varones heredasen.
El gobierno de las mujeres estaba por tanto difundido en tiempos primitivos por todas partes, y se basaba en una economía doméstica de carácter comunista.
A finales de la Edad Media se produjo en el Occidente europeo un gran progreso
moral, pues surgió el moderno amor sexual individual, es decir, un tipo de amor desconocido anteriormente en la historia de la humanidad.
Engels defendió que las mujeres fueron libres entre los salvajes y las tribus que se encontraban en los estadios inferior y medio de la barbarie. En este tipo de sociedades matriarcales las mujeres gozaron de una posición de preeminencia sobre los varones.
La familia conyugal es el resultado de una contracción de la familia paternal.
A partir de la Edad Moderna, el marido se convirtió entonces en dueño y señor de los bienes de la comunidad, y podía disponer de ellos a su gusto y antojo la mujer, por el contrario, se veía golpeada por un estatuto de inferioridad.
La única manera de resolver esta contradicción fue, por tanto, hacer de la esposa una persona igual al marido, es decir, aumentar los poderes y la participación de la esposa en la administración de los bienes comunes.
Tras la Revolución Francesa el padre dejo de poder transmitir a los hijos sus cargos y dignidades, ya que mientras la riqueza se transmita hereditariamente habrá ricos y pobres de nacimiento.
Socialistas como Fourier, Owen, Marx y Engels defendieron, pese a sus sensibilidades y divergencias, un nuevo modelo de sociedad en el que desaparecerían las desigualdades entre las clases, y también entre los sexos.