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Tráfico leucocitario y trastorno inflamatorio - Coggle Diagram
Tráfico leucocitario y trastorno inflamatorio
Inicio de la respuesta inflamatoria local
En primer lugar, ante una situación de daño tisular, los leucocitos que participan en la RI deben ser atraídos lo más pronto posible a los focos de infección donde se está produciendo lesión tisular
En los tejidos atacados existen células centinela (macrófagos tisulares y mastocitos) que, al ser estimulados por moléculas del patógeno o por fragmentos moleculares producen y liberan moléculas proinflamatorias como la histamina y el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-D), los cuales activan el endotelio de los vasos más próximos al lugar de producción de estos mediadores
Las células endoteliales activadas por la presencia de mediadores desencadenantes de la inflamación expresan en su superficie luminal nuevas moléculas de adhesión de diversas familias (selectinas, integrinas y quimiocinas), por medio de las que establecen interacciones con las células leucocitarias circulantes
. La primera oleada de células que se extravasan está formada principalmente por neutrófilos, que son muy abundantes en sangre y poseen quimiorreceptores (como CXCR2) para facilitar su rápida extravasación
Los neutrófilos pronto son seguidos por los monocitos que usan su quimiorreceptor CCR2 para extravasarse
Las primeras interacciones que se establecen entre el leucocito circulante y el endotelio activado hacen rodar al leucocito sobre la superficie endotelial y son mediadas por moléculas de la familia de las selectinas
La L-selectina establece interacciones reversibles con sus ligandos del endotelio (GlyCAM I).
El rodamiento del leucocito sobre el endotelio facilita otras interacciones moleculares que, al producirse, intensifican la adhesión entre el leucocito y las células endoteliales
Las interacciones mediante quimiocinas retenidas en residuos de heparán sulfato del endotelio, con sus receptores de quimiocinas expresados en los leucocitos, establecen una unión más estable entre el leucocito y el endotelio
La interacción leucocito-endotelio se refuerza mediante la unión de integrinas con sus ligandos específicos. Tras establecer una adhesión firme, los leucocitos atraviesan el endotelio de aquellos vasos donde se manifiestan señales de peligro
Una vez extravasados, serán guiados por sus receptores de quimiocinas y migrarán hacia los focos de daño tisular de donde provienen las señales de alarma
Propagación de la reacción inflamatoria a los órganos linfoides secundarios regionales
La inflamación iniciada en el tejido infectado se extiende a los OLS más próximos por medio de la linfa contenida en los vasos linfáticos, transportando moléculas del patógeno (frecuentemente unidas a componentes activados del complemento)
Estos aportes de la linfa aferente, que
entra en el seno subcapsular del ganglio, propagan la reacción inflamatoria al OLS
Las células fagocíticas del seno subcapsular fagocitan estos componentes del patógeno y producen más mediadores proinflamatorios que difunden a través del ganglio hasta llegar a las vénulas de endotelio alto, las cuales son un tipo especializado de vénulas poscapilares encargadas del tráfico linfocitario
El endotelio de estos vasos al ser activado por los mediadores proinflamatorios permite el reclutamiento hacia el ganglio de linfocitos T y B antígeno-específicos por medio de una extravasación desde la circulación sanguínea.
Migración y maduración de células
presentadoras de antígeno
Las APC migran a los OLS desde los tejidos dañados donde
recogieron los antígenos de los patógenos
Para convertirse en células eficientes en la presentación antigénica con el fin de activar la proliferación de los linfocitos antígeno-específicos, las células dendríticas aumentan el número de moléculas presentadoras de antígeno de clase I, con las que presentan antígenos a los linfocitos T CD8+, y de clase II, con las que presentan antígenos a los linfocitos T CD4+
También se incrementa la expresión de moléculas coestimuladoras de la activación linfocitaria de la familia B7, como CD80 y CD86, con las que producirán la coestimulación de aquellos linfocitos que reconozcan los antígenos presentados.
Extravasación de linfocitos antígenoespecíficos en los órganos linfoides secundarios
Para que las reacciones de reconocimiento antígeno-específico se produzcan, las células T y B deben entrar en los OLS
extravasándose en vasos especiales, como las vénulas de endotelio alto de ganglios y placas de Peyer, o en los senos venosos del bazo.
Después, las células T y B deben migrar desde unas zonas de los OLS a otras, en una coreografía en la que las células inmunes son guiadas por los receptores de quimiocinas que van expresando a lo largo de su proceso de maduración y diferenciación celular
Presentación de antígeno y reconocimiento inicial por los linfocitos T
El reconocimiento del antígeno presentado por las APC se realiza por el linfocito T específico en las áreas T paracorticales del ganglio linfático.
En dichas áreas ganglionares, ricas en células dendríticas, están los linfocitos T que han accedido desde las vénulas de endotelio alto. En este contacto linfocito-célula dendrítica, los linfocitos T se desplazan entre las redes de dendritas de estas APC.
En caso de que los TCR del linfocito T no reconozcan su antígeno entre la colección de moléculas presentadas por la APC, la célula T se irá separando de las APC tras establecer interacciones infructuosas. Entonces, los linfocitos T se dirigen a la zona medular del ganglio, para abandonarlo a través del vaso linfático eferente, que lo transportará a otros ganglios situados corriente abajo, a fin de que vuelva a interaccionar con otras APC.