"Orcux, el ñu de cola blanca [...] Sus curvados cuernos alcanzaban el tamaño adecuado, se ganaría el respeto de los suyos y de uno que otro depredador, sobre todo si debía enfrentarse en duelo"( Behr H., Viaje al cráter del Ngorongoro, pág.7 , 9). "[...]una terrible sensación de pellizco en la cicatriz de su lomo, aquella que había sido causada en su primer viaje por un hipopótamo hembra[...]"( Behr H., Viaje al cráter del Ngorongoro, pág.8)