Dios promete a David y a Israel que el mesías (Jesucristo) saldría del linaje de David y de la tribu de Judá, y establecería un reino que permanecería para siempre, Dios reafirma la promesa de la tierra que hizo en los primeros dos pactos con Israel (el pacto abrahámico y el de Palestina). Esta promesa se ve en 2 Samuel 7:10, "Además, yo fijaré lugar a mi pueblo Israel y lo plantaré, para que habite en su lugar y nunca más sea removido, ni los inicuos le aflijan más, como al principio". Luego Dios promete que el hijo de David lo reemplazaría como rey de Israel, y que este hijo (Salomón) construiría el templo. Esta promesa se ve en 2 Samuel 7:12-13, "yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. El edificará casa a mi nombre".