Tonucci (1996) plantea que en el juego el niño vive una experiencia de enfrentarse por sí mismo con el mundo y su complejidad, él solo con toda su curiosidad, con todo lo que conoce y con todo lo que sabe hacer, con todo lo que no sabe y desea saber. Para el niño jugar significa recortar cada vez un trocito de este mundo para sí, ese pedacito de mundo comprenderá a un amigo, a objetos, a reglas, un espacio a ocupar, un tiempo a administrar, riesgos a correr