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Hay que tener compromiso con la estética.
El puente debe encajar con el contexto. Se considera si hay otro puente y su visibilidad.
El diseño debe ser comprensivo y no solo algo que se añade al final (incluyendo la selección de ruta).
Debe haber colaboración entre los ingenieros y los diseñadores.
No necesariamente un puente más bonito es más caro.
Establecer requerimientos: Hay que considerar aspectos técnicos como volumen de tráfico, barreras, flexibilidad, etc.
Entender el contexto: Considerar topografía, otros puentes, geología, biodiversidad, paisaje.
Fijar objetivos de diseño: Definir aspectos a grandes rasgos como proporción, protagonismo, etc.
Desarrollar el diseño: Se hace un reporte de evaluación ambiental donde se consideran los planos, elevaciones, secciones transversales, detalles típicos, ilustraciones, para hacer el diseño.
Proporción: Hay que conservar proporción entre elementos y considerar la proporción entre el largo de la luz, el alto de los apoyos y el espesor de la superestructura.
Simetría: Conseguir simetría y orden de todos los elementos en el puente. Debe haber consistencia con todos los elementos del puente, ya sea por color, forma, estilo, etc. Los detalles ayudan a la estética.
Se debe escoger el tipo de estructura, donde se considera la luz del puente, topografía, geología, carga, naturaleza del obstáculo. Según la luz se puede escoger el material y tipo de puente (viga, trabe, atirantado, colgante).
Se puede hacer el puente lo más invisible para resaltar el paisaje, hacerlo lo más vistoso para contrastar y resaltar el puente, o hacerlo simple y elegante para complementar el paisaje.
Se debe maximizar una buena vista desde el puente a los alrededores.
En contexto natural, se debe minimizar la complejidad. Se debe proteger y recuperar la vegetación.
En contexto urbano, se puede crear un puente más vistoso que maximice las vistas, que sea bien proporcionado y complementario con lo local.