Para Platón, el mundo sensible es aquel que podemos percibir porque tenemos un cuerpo también sensible. Mundo que es vacilante, confuso, contradictorio, cambiante, porque los objetos que forman parte tienen esas características. Sobre el tema de cómo es que se puede hablar de los árboles y las personas en plural, cuando no hay dos árboles o personas que sean idénticas,
Platón dice que se pueden reconocer a pesar de las diferencias ya que los objetos sensibles son reproducciones o copias de otros objetos que son perfectos, que no cambian, son uniformes y permanentes. A esos objetos Platón le dio el nombre de ideas.