El autor de un repertorio de fuentes debe clasificar (ordenar) la información obtenida según un criterio que, sea cual sea (cronológico, alfabético, sistemático...), deberá ser observado según los principios sobre los cuales se asienta cada uno de los sistemas de clasificación. La autora considera que, partiendo de un sistema propiamente bibliotecario en sus métodos de búsqueda, reglas de catalogación y sistemas de clasificación, corresponde a la bibliografía aplicarlo para elaborar sus repertorios. Pero éste es, precisamente, uno de los temas que deberían ser objeto de un análisis más exhaustivo ya que existen opiniones encontradas respecto a él. Por su parte, Robinson, uno de los más señalados teóricos del método bibliográfico, en su interesante y completo estudio, llama Bibliografía sistemática a la que se ocupa del trabajo de preparación de listas de libros; es decir, a la que tiene por objeto de estudio la compilación de bibliografías o repertorios bibliográficos. Expone qué entiende por bibliografía y cuáles son los tipos de repertorios que existen, porque, en su opinión, el compilador deberá tener en cuenta la extensa variedad que existe, ya que las bibliografías pueden oscilar desde la global a la más selectiva y, en cuanto al detalle, desde una simple lista (que no es estrictamente una bibliografía) a una obra con una descripción bibliográfica completamente normalizada y con muchas notas. Esto mismo ocurre con los repertorios de fuentes de información; entre los publicados podemos distinguir distintos tipos, teniendo en cuenta la materia en la que se centran, las fuentes que incluyen y la forma de describirlas. Robinson también parte de un primer estadio, “[...] la formación de la colección y los mecanismos de compilación”, en el que deberán tomarse toda una serie de decisiones que luego irán complementando con las que se adopten a lo largo de la realización del trabajo