Lo mejores comenzar por reconocer que hay pocas diferencias importantes, si acaso, entre hombres y mujeres que influyan en su desempeño laboral. No existen diferencias consistentes entre hombres y mujeres en cuanto a la habilidad para solucionar problemas, las aptitudes analíticas, el gusto por competir, la motivación, la sociabilidad o la capacidad para el aprendizaje.