En la aventura por el Caribe el autor relata: Hecho todo esto tomaron con prisa el agua fresca que pudieron y se fueron buscar algún lugar de refugio para esconderse, mientras el día pasaba; que no era tan corto que no tuviesen lugar de ir a las costas de Puerto Rico, hasta el Cabo Rojo, de donde atravesaron derechamente hasta la Española, en la cual estaban sus compañeros y camaradas (Exquemelin, 209, p.162).