Con tres tipos principales: las células T (linfocitos T) y los linfocitos citolíticos naturales (también llamados, por influencia del inglés, células NK [natural killer] o células asesinas naturales), que permiten al organismo defenderse de las infecciones víricas, así como también detectar y destruir algunas células cancerosas, y las células B (linfocitos B), que se transforman en células plasmáticas y producen anticuerpos.