Entre los efectos que producen hay estimulación inicial seguida de una depresión de mayor duración, desinhibición social, relajación, falta de coordinación motora, lenguaje desarticulado, deterioro del equilibrio, sedación, somnolencia, sueño, adicción, analgesia e incluso coma.
Ejemplos de estas sustancias son: el alcohol, los diversos tipos de opiáceos (heroína, morfina, metadona), ciertos psicofármacos como los tranquilizantes o sedantes, los hipnóticos, algunos anestésicos, el éxtasis líquido o GHB y los inhalantes