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EL OCCIDENTE PREHISTÓRICO, (Estos primeros hombres fabricaron lanzas con…
EL OCCIDENTE PREHISTÓRICO
La aparición de algunos grupos sedentario contrasta mucho con otros pueblos que continuaron su vida nómada, lo que seguramente causó enfrentamientos por cuestiones territoriales. De igual manera, se percibe la presencia de objetos marinos, principalmente conchas, que eran utilizadas para fines funerarios y posiblemente pertenezca a un culto relacionado con el agua.
El periodo Formativo temprano no está muy bien documentado en Jalisco, pero las investigaciones de Phil Weigand (1989) han producido información que llena parcialmente algunas de las lagunas que todavía existen en nuestro conocimiento. La zona lacustre de las tierras altas de Jalisco ha producido cuatro sitios indisputablemente del Formativo temprano, aunque hasta la fecha solamente se cuenta con información de tipo funeral.
El Río Lerma forma un corredor natural hacia áreas del Occidente accesibles desde el centro del país. Puesto que este río ofrece una línea de comunicación bien definida y de fácil tránsito, es razonable suponer que el asentamiento inicial hubiera tenido lugar sobre los márgenes del río.
La comparación de asentamientos del Formativo tardío y terminal en el sudoeste de Guanajuato con los de la cuenca de México reveló que los tipos más pequeños de sitio identificados en la cuenca –caseríos, caseríos pequeños y loci de una sola familia—predominan en esta porción del Occidente.
Se han encontrado restos cerámicos de estilo Chupícuaro en una muy extensa región de Mesoamérica, desde La Quemada, Zacatecas, en el norte, hasta Gualupita, Morelos, en el sur (McBride 1969: 33).
El periodo Clásico está representado en la cuenca de Cuitzeo por la cerámica proveniente de Queréndaro, misma que muestra una técnica decorativa poco conocida en Mesoamérica, que consiste en aplicar la pintura después del cocimiento y luego marcar y raspar los diseños, predominantemente geométricos.
Otro sitio de Michoacán donde se han encontrado materiales teotihuacanos es Tres Cerritos, en la cuenca de Cuitzeo (Macías Goytia 1994).
Mesoamérica es un área geográfica ocupada por una variedad de culturas antiguas que compartieron varios rasgos culturales que vivían en América desde el año 1500 A.C. hasta 1519 D.c. el tiempo del contacto europeo.
La llegada del hombre al continente americano se realizó probable a finales del periodo pleistoceno, cuando todavía grandes extensiones septentrionales de Asia y América estaban cubiertas de hielo.
se cree que fueron cazadores nómadas y seminómadas los que penetraron el territorio del Occidente del país y recorrieron los sitios muy cercanos a las lagunas de Chapala y de Zacoalco que antes se encontraban unidas. El clima era más cálido y húmedo que el actual, por lo que la vegetación era más abundante y los animales de presa eran más numerosos.
Se ha marcado como objetivo el estudio de la Prehistoria Antigua del área geográfica identificada como el Occidente Cantábrico, zona que situamos desde la Ría de Ribadeo (Ribadeo, Lugo - Vegadeo, Oviedo) hasta el término del Mar Cantábrico en la Punta de Estaca de Bares (Mañón, A Coruña)
Tenemos muy poca información sobre las primeras etapas de la ocupación humana en el Occidente. Por analogía con otras regiones de Mesoamérica, podemos suponer que hace unos 20,000 años nuestra área de interés estuvo ocupada por cazadores recolectores, que explotaban una gran gama de entornos naturales. Los pocos hallazgos relacionados con este periodo consisten en algunas lascas y puntas de proyectil hechos de piedra, así como algunos artefactos de hueso (Solórzano 1980; Hardy 1994).
En el área costera del Occidente se han encontrado algunos restos de ocupación humana durante periodos bastante tempranos. Según Mountjoy, la evidencia más temprana de utilización humana de la costa del Occidente es un campamento establecido en la base de un cerro de origen volcánico en la bahía de Matanchén, Nayarit, que tiene una fecha probable de ca. 2200-1730 a.C. (Mountjoy 2000: 83).
Chupícuaro fue un sitio habitacional en el cual los metates y manos indican el método común de procesar el maíz. La caza probablemente seguía siendo importante, aunque los artefactos o armas de piedra no fueron numerosos.
La tradición cerámica de Chupícuaro es una de las más conocidas del Occidente; incluye figurillas de cerámica decoradas con motivos geométricos, así como una gran variedad de formas de vasijas, incluyendo la "boca de estribo".
En Jalisco se han encontrado materiales del Formativo medio (fase San Felipe, 1000-300 a.C.) en varias localidades dentro del norte de la zona lacustre. Es frecuente la arquitectura compuesta de montículos funerarios circulares u ovalados y plataformas, estas últimas frecuentemente construidas sobre las laderas de los cerros.
Por la cerámica, se infiere que los habitantes del bajo Balsas –Michoacán y Guerrero—tuvieron fuertes relaciones culturales con grupos de la costa, no solamente de Guerrero, sino de todo el litoral del Pacífico hasta Guatemala.
Estos primeros hombres fabricaron lanzas con puntas de piedra para la cacería de animales de gran tamaño, además puntas de flechas, raspadores, agujas, anzuelos, punzones y otros objetos, entre ellos, colgantes hechos de hueso o de colmillos.
La constante caza de grandes animales, conjuntamente con cambios climáticos que hicieron que la tierra fuera cada vez más árida causaron posiblemente su extinción, por lo cual los pueblos primitivos se vieron en la necesidad de desarrollar técnicas para abastecerse de alimentos. Se extiende el uso de semillas y de vegetales para su consumo y conservación.
Otro complejo arqueológico de gran importancia es el de Capacha, Colima, contemporáneo al de El Opeño, y con el cual parece haber tenido fuertes lazos culturales. La fecha de C14 que se tiene para el material Capacha es de ca. 1450 a.C.