La encía, también denominada gingiva, es el tejido conectivo fibroso que está alrededor del cuello de los dientes y cubre el hueso alveolar. Su función principal es la de soportar y mantener los dientes en su sitio. Las encías sanas son rosadas, punteadas, duras y tienen una sensibilidad limitada al dolor, la temperatura y la presión. Los cambios en el color, la pérdida de punteado o la sensibilidad anormal son signos tempranos de inflamación o sangrado de las encías. Mantener unos buenos hábitos de higiene oral, consistentes en cepillarse los dientes tres veces al día y usar hilo dental o cepillos interproximales, puede ayudar a prevenir la enfermedad de las encías y la consiguiente pérdida de los dientes. (RIvas Muñoz, 2011)