El lenguaje literario se rige por reglas distintas a las del lenguaje ordinario y cotidiano, puesto que en este último siempre se privilegia la economía del lenguaje (cómo decir más diciendo menos) y la claridad del mensaje, mientras que el lenguaje literario persigue, entre otras cosas, un estándar de belleza artística.
Esto último se puede conseguir mediante diversas técnicas y modificaciones, como pueden ser la rima y musicalidad, la metáfora, la repetición o incluso formas de la sintaxis que no son usuales en la lengua cotidiana. En ese sentido, el lenguaje literario es mucho más libre y creativo en algunas cosas, pero más controlado y tradicional en otras.