Watson propone el CONDICIONAMIENTO CLÁSICO, que parte de que en el organismo existen respuestas incondicionales a determinadas situaciones. Por ejemplo, un organismo hambriento que ve comida, seguramente reaccionará salivando. Entonces, la comida constituye un estímulo incondicional, es decir un acontecimiento que se produce en el medio ambiente y que provoca incondicionalmente una determinada respuesta en el organismo. Ahora bien, si otros estímulos son asociados al estímulo incondicionado, provocarán también la misma respuesta incondicionada, aunque no tengan en sí mismos alguna relación con ella. Por ejemplo, esto se ve claramente en el experimento de Pavlov con el perro, donde el sonido de una campana, en presencia de alimento, provocaba la salivación del perro, una vez que esto ocurría una serie de veces, la salivación se producía al oír la campana aún cuando no había alimento presente.
Respecto a las EMOCIONES, sostiene que el miedo, la rabia y el amor son las emociones elementales que se definen a partir de los estímulos ambientales que las provocan. A partir de estas emociones elementales se construirían las demás. Un ejemplo de esto es el experimento con el pequeño Albert. Albert jugaba tranquilamente con un ratoncito cuando le hacen escuchar a sus espaldas un ruido violento. Desde ese momento el niño manifestó miedo tanto hacia los ratones como hacía otros animales y objetos peludos. Aquí el ruido es un estímulo incondicionado capaz por sí solo de producir una respuesta de miedo, al asociarlo con otro estímulo (el ratón) hace que que niño fuese condicionado a tener miedo también al ratoncito y a otros objetos similares.