La soberanía interna de un país hace referencia a la «formulación y aplicación de un orden legal, económico, político y social que permite que los habitantes coexistan pacíficamente y se relacionen en un entorno suficientemente predecible» (Reinicke, 1998: 56)
La tradicional soberanía interna operativa del Estado se está viendo modificada y reducida por los ámbitos subestatales, entre los que destacan, en primer lugar, las regiones y, en segundo lugar, lo que Saskia Sassen (1991) denomina ciudades globales.