Activo
Cuando tenemos un activo a cambio de otro, el activo obtenido debe cuantificarse en términos monetarios en función del valor razonable del activo entregado, a menos que no se pueda obtener en forma confiable, en cuyo caso debe considerarse el valor razonable del activo recibido.
En el caso de que no se disponga de valores razonables tanto de los activos entregados como de los recibidos, o que dichos valores no puedan determinarse, y una vez agotadas todas las posibilidades, el valor neto en libros de cuentas del activo entregado servirá de base para reconocer el activo recibido.
Si un activo se consigue a cambio de instrumentos financieros de deuda o capital emitidos por la entidad, el valor razonable de los objetos debe representar el costo de adquisición del activo. Si el valor razonable del objeto no puede determinarse, se debe tomar el valor razonable del activo recibido.
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Pasivo
Si un activo se adquiere a crédito, debe utilizarse el valor presente de las erogaciones futuras que representa el pasivo para determinar el costo de adquisición del activo, siempre y cuando éste no exceda su valor razonable; cuando exceda dicho valor, debe tomarse el valor razonable del activo recibido.
Cuando se tienen pasivos a cambio de activos, dichos pasivos deben cuantificarse en términos monetarios al valor presente de los flujos de efectivo que deban ser erogados en el futuro.
La diferencia entre el valor presente y las cifras nominales de los pasivos son costos de financiamiento que deben reconocerse conforme se devenguen.
Patrimonio
Por lo general, los montos de los activos, pasivos y capital o patrimonio contable reconocidos inicialmente pierden significado informativo como consecuencia de nuevas transformaciones internas y otros eventos que afectan económicamente
Para reivindicar su relevancia, deben ser modificados a través de un reconocimiento posterior, preservando su objetividad. En la cuenta