Aunque las capacidades innatas son importantes para el desarrollo de la personalidad, el yo surge, y es determinado, en gran medida por la sociedad. Para Erikson, nuestro yo existe como potencial cuando nacemos, pero debe desarrollarse dentro de un entorno cultural. Las distintas sociedades, con sus variaciones en el modo de educar a los niños, tienden a formar personalidades que se adecuan a las necesidades y a los valores de su cultura.