La monarquía tiene varias características que son comunes a todos sus tipos. Primero, la sucesión monárquica es hereditaria, pasa del rey a su primogénito. Segundo, tiene carácter vitalicio, históricamente las monarquías solo han visto su fin con su derrocamiento de forma violenta, armada o coactiva. Y, por último, el rey o monarca es solo una persona, aunque la casa real tenga más componentes, quien ejerce las funciones de rey es solo uno.