El sistema del pongueaje, una suerte de siervos de la gleba de la Edad Media, obligaba a los indígenas y campesinos no sólo a trabajar las tierras del patrón, sino a aportar con semillas, herramientas y hasta los animales de tiro, a cambio de vivir en una parcela de tierra y beneficiarse con un pequeño porcentaje de la producción para su subsistencia, sin más derechos que pertenecer a la tierra, o sea ser parte de la tierra, pues en esos tiempos se vendía las propiedades agrícolas con los animales y los pongos, así en los periódicos se ofrecía propiedades en venta con x hectáreas, x llamas, x vacas y x pongos.