El estatus social del barrio suele condicionar el proceso de adaptación y, en general, la calidad de vida de las personas mayores. Al respecto, un bajo estatus del barrio se asocia con menores inversiones en el espacio público, lo que favorece su desatención, el deterioro del mobiliario urbano, la presencia de barreras arquitectónicas y la ausencia de áreas verdes ( Feldman, 2004)