En 1967, Eric Lenneberg propuso que existe un periodo importante para la adquisición del lenguaje que comienza en la infancia y termina en la pubertad. Dijo que sería difícil pero no imposible, que un niño que aun no había aprendido a hablar al comienzo de la pubertad pudiera hacerlo más tarde. En 1970, una niña de 13 años llamada Genie ofreció la oportunidad de probar la hipótesis de Lenneberg, también aprendió los rudimentos del lenguaje de señas. Pero "la mayor parte de su discurso fue como un telegrama incomprensible". Su madre recuperó la custodia de la niña, la sacó de los investigadores del NIMH y finalmente la puso bajo la custodia de un sistema de cuidado de crianza. Su madre recuperó la custodia de la niña, la sacó de los investigadores del NIMH y finalmente la puso bajo la custodia de un sistema de cuidado de crianza. Algunos investigadores consideran que los años previos a la pubertad son un período sensible, más que crítico, para el aprendizaje de idiomas. Los estudios de imágenes cerebrales han demostrado que incluso cuando las regiones del cerebro más adecuadas para el procesamiento del lenguaje se lesionan en la niñez, el desarrollo del lenguaje casi normal continúa, mientras otras regiones del cerebro asumen el papel de las áreas lesionadas.