Entiende la opinión pública en dos etapas:
Una instancia crítica, ideal, formada por ciudadanos particulares, en comunicación racional con los representantes de distintas instituciones, con una posibilidad real de debate público, abierto y democrático. Y una segunda instancia receptiva, manipulada, donde los ciudadanos aislados y particularizados solo puede reaccionar con aclamación ante la notoriedad pública, ya que los miembros de esta solo utilizan una divulgación manipulada del mensaje.