Las interrelaciones comerciales, de servicios y de capitales con el resto del mundo presentan una alta vulnerabilidad frente a los choques externos vinculados al desempeño de la economía mundial, a la variación de los precios del crudo y de los principales productos de exportación, así como a la demanda en el mercado internacional, a la disponibilidad de líneas de crédito, préstamos e inversiones extranjeras, entre otros. En una economía dolarizada, al no contar con una fuerte política monetaria que permite emitir circulante ni con política cambiaria que modifique la paridad de la moneda, los movimientos del sector externo, medidos a través de la balanza de pagos, deben ser monitoreados permanentemente pues el nivel de liquidez de la economía (oferta de circulante) está estrechamente vinculado al resultado de las cuentas externas.