El valor, como superación del instinto de conservación física;
El amor y la entrega a otro ser humano, a la familia, a la patria o a la humanidad, en cuanto que
superación del egoísmo;
El sentido de la responsabilidad;
El sentido de cooperación, de sociabilidad y de solidaridad;
El desinterés, y más aún la entrega y el sacrificio;
La voluntad, en su verdadero sentido de principio y capacidad de autodominio, elección, disciplina
y síntesis;
La comprensión —que supone la ampliación de nuestra esfera de conciencia con su
correspondiente identificación simpática con otros seres y con otras manifestaciones de la vida
universal— es, sobre todo, comprensión de esta vida universal, de su significado y de su finalidad, con el reconocimiento de esa Voluntad y Poder inteligente, sabio y amoroso del cual proviene el
universo, y que dirige y guía la evolución hacia una meta gloriosa.