Sin lugar a duda, queda claro que la dinámica de la tectónica a la que está sometida nuestra región y más concretamente nuestro país es muy compleja y enigmática, quedan demasiados aspectos por entender y por dilucidar, sin embargo, los avances en la investigación de las ciencias de la tierra han sido notorios y en este caso quienes escribieron este artículo de cierta manera tuvieron la razón. Es muy llamativo leer que como resultado de la investigación y toda la información procesada, ellos mencionan que un terremoto de al menos 7,5 Mw estaría próximo a ocurrir en la siguiente década. Si tomamos en cuenta que el artículo es publicado en 2014, pues está interpretación no era para nada errónea. El 16 de abril de 2016 ocurrió el evento del que se hablaba. Esto quiere decir que los esfuerzos de los científicos por entender a los terremotos van mejorando, pero aun queda que la sociedad y los entes del estado valoren a la comunidad científica y que más aun se invierta en estos aspectos que de seguro salvarían muchas vidas. Este es un claro ejemplo de lo que la ciencia puede aportar no solo al conocimiento, sino también a una gestión adecuada del riesgo en una comunidad. Habría que plantearse la pregunta ¿ Qué hubiese pasado si toda esta información habría sido tomada en cuenta para generar acciones de prevención y mitigación ? A lo mejor el desenlace del terremoto del 2016 hubiese sido al menos un poco distinto, a lo mejor muchas vidas se hubiesen salvado, a lo mejor muchas infraestructuras habrían resistido. Nadie puede saberlo, pero lo que es seguro es que debemos ser mas consientes del entorno en el que vivimos y apostar por una actitud resiliente para no hacernos daño a nosotros mismos.