HUMANISMO
En el siglo XV surgió un renovado interés por la cultura grecorromana en algunas ciudades italianas, donde la tradición clásica había perdurado. Para muchos pensadores, artistas, científicos, políticos, las obras de la Antigüedad clásica resumían la perfección de la creación humana, por lo cual debían buscar ahí los elementos para comprender al mundo y al ser humano. El humanismo puede definirse como un movimiento cuyo objetivo final fue el rescate del conocimiento, a la vez que el cultivo de la erudición y la difusión del saber, todo ello para mejorar al hombre. El humanismo se propagó gracias a la publicación masiva de libros, producto de la invención de la imprenta hacia la década de 1450, que reemplazó al lento y costoso proceso de copiado a mano.
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LOS GRANDES HUMANISTAS
Erasmo de Rotterdam fue el más brillante difusor del humanismo. Su objetivo central fue tratar de conciliar el dogma cristiano con la sabiduría clásica. En su obra más importante, Elogio de la locura, criticó duramente algunos aspectos de su sociedad, particularmente la crisis moral de la Iglesia.
Tomás Moro fue canciller de Inglaterra bajo el reinado de Enrique VIII. Pero cuando se opuso al divorcio del rey y a su política antipapal, fue procesado y ejecutado. Moro hizo una profunda reflexión sobre la situación de su sociedad. Su obra Utopía es un verdadero tratado de crítica social que describe una sociedad ideal en la que sus habitantes gozan de una vida de felicidad, sin las desigualdades económicas que genera la propiedad privada.
Nicolás Maquiavelo es considerado el creador de la ciencia política moderna. En 'El príncipe', analiza las distintas formas de gobierno, así como los modos de llegar al poder y los métodos para conservarlo, recurriendo a ejemplos tomados de la historia antigua y del mundo político de su época. La originalidad de su pensamiento consiste en que separa radicalmente el campo de la política del ámbito de la moral.