En el dilema del prisionero, dos cómplices, culpables de un delito, son arrestados y cada uno de ellos debe decidir si confiesa. Ambos permanecen aislados, de manera que no pueden comunicarse. Si uno confiesa y el otro no, el que confiese tendrá una pena más leve, lo que es mejor que correr el riesgo de ser considerado culpable durante el juicio. Sin embargo, si ambos confiesan, los dos cumplirán la totalidad de la pena.