Las fortalezas del Jinete son importantes, y sus fallos se pueden mitigar. Cuando apelas al Jinete que está dentro de ti o de aquellos en los que estás intentando influir, tu plan de juego tiene que ser simple.
En primer lugar, tienes que identificar las excepciones. Piense en los niños vietnamitas que estaban bien alimentados contra todo pronóstico, o en las vendedoras de Genentech que aumentaron las ventas contra todo pronóstico.
Cuando analice su situación, seguro que encontrará cosas que funcionan mejor que otras. No se obsesione por los fallos. En su lugar, investigue y clone los éxitos.
A continuación, tienes que dar dirección al Jinete, tanto un principio como un final. Mándele una postal de destino («¡pronto serás de Tercero!»), y describa sus movimientos críticos («¡compra leche con un 1% de materia grasa!»).
Al hacerlo, estará preparando al Jinete para liderar un cambio. Y le estará equipando para las continuas disputas que pueda tener con su reacio y formidable socio, el Elefante.