Lo que queda nos es conocido. Robaron durante Balta, Pardo, Piérola (doblemente). Robaron con Leguía (por duplicado), con Benavides (bis), con Manuel Prado (dos veces), con Odría, con Belaunde (hubo réplica), con los militares que dijeron estar haciendo la revolución. Robaron con García a manos llenas y con Humala a pecho descu¬bierto y con Toledo pasando el sombrero de paisano. Robaron con Kuczynski en inglés y con Fujimori en castellano maltratado. Y ro¬barán como nunca se ha robado si la hija del patriarca Alberto se sienta donde alguna vez su padre hizo aguas sobre la Constitución.
De modo que no nos hagamos las vírgenes del sol, los estupefactos de la república traicionada. Toledo nos representa. Es la decepción que nos refleja. Es el Perú como república fallida. Es el Pachacútec de nuestra Disneylandia.