Ante las condiciones climáticas cada vez más adversas, aunado a la reducción de usos de suelo agrícola en muchas partes del mundo, la industria agropecuaria ha redirigido su atención hacia técnicas de agricultura protegida, mediante el uso de invernaderos y casas sombra.
Estas herramientas contribuyen a proteger los cultivos de amenazas externas que puedan comprometer su integridad y rendimiento, como son: plagas, lluvias torrenciales, sequías, vientos fuertes, heladas, entre otros. Además de incrementar significativamente el rendimiento de los cultivos al proveer las condiciones más adecuadas para el crecimiento de éstos, mejorando el retorno de inversión de los proyectos agrícolas.