Algunos reptiles pueden regular el ritmo al que absorben la radiación solar cambiando la pigmentación de su piel. Por la mañana, cuando necesitan absorber todo el calor como sea posible, mantienen su piel oscura.
Cuando su temperatura se aproxima al valor optimo, el lagarto ya no necesita absorber tanta radiación y, para no sobrecalentarse, le conviene convertirse en un mal absorbedor, ahí en cuando su piel empieza a palidecer.