Debe ser basado en: Historia clínica, exploración física minuciosa de la glándula mamaria, complementado con estudios de laboratorio y gabinete de acuerdo con las características: ultrasonografía mamaria, perfil hormonal (prolactina sérica), mastografía, citología con aguja fina (BAAF), biopsia con Tru-Cut, resonancia magnética, o mastografía con esterotaxia