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CAPÍTULO IV TEMPLOS Y CLAUSTROS SAN HIPÓLITO (San Hipólito) - Coggle…
CAPÍTULO IV TEMPLOS Y CLAUSTROS
(San Hipólito)
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Los hospitales
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La mitad de esos hospitales eran atendidos por órdenes religiosas especializadas cuyos miembros hacían un voto de hospitalidad.
El más antiguo, el de la Inmaculada Concepción, fue fundado por Hernán Cortés para los españoles pobres.
Era frecuente que muchos pobres que eran dados de alta en un hospital cayeran de nueva cuenta enfermos por la falta de fuerzas y murieran de hambre.
Todos los hospitales funcionaron gracias a las limosnas que les concedían los arzobispos, las cofradías y los señores poderosos.
El aspecto moral y religioso dentro de etas instituciones se consideraba un elemento básico de la vida cotidiana y formó parte de su reglamentación.
Se ejercía la curación por medio de amuletos, ensalmos, y oraciones, se buscaba la intercesión de los santos, de sus reliquias, etc.
Claustros para mujeres
La mujer era considerada como un ser débil, y peligroso que debía estar sometida a la autoridad masculina.
Su encerramiento para los moralistas fue el único medio para protegerla y para evitar a los varones las tentaciones que conllevaban su presencia y su cuerpo.
La iglesia creo tres instituciones de claustro para mujeres: los recogimientos, los orfanatos y los monasterios de religiosas.
El hospicio de la Misericordia existía como una casa correccional para prostitutas, encerradas ahí contra su voluntad.
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La principal virtud de una buena monja era el recato correspondiente a ver, hablar, reír y andar.
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Toda la vida comunitaria estaba regulada por la abadesa o priora, elegida por las religiosas en un capítulo trienal.
Mientras Sor Juana escribiera poesía y teatro, nada se le podía imputar, pero al meterse en terrenos de hombres como la teología sobrepasaba el límite permitido a las mujeres.
Tuvo que vender su biblioteca y renunciar a escribir.