Así, podemos leer en la novela de Gallardo (2000): Pero las mujeres pasan siempre en grupos. Me escondí y esperé. La Mauricia pasó con su botijo y la arrastré. Cada día se escapó después para encontrarme, temblando por el miedo al marido, a veces temprano y a veces tarde, a aquel lugar que yo conozco. En la casa que hice por mi mano, para vivir con mi mujer, en la misión del gringo noruego vive con su marido. (p. 57)