Su quinto amo fue un buldero, el cuál le daba confianza a la gente regalándole pequeñas cosas como la fruta y de esa forma vendía más bulas. Un día, estaba el buldero en la Sagra de Toledo ya cansado porque llevaba tres días predicando y no le habían comprado ni una bula ni tenían intención de hacerlo. Y por la noche, en la posada, se jugó la cena con el alguacil, Discutieron, llamándole ladrón al alguacil y falsario al buldero. Al día siguiente, en la iglesia, el buldero llamó a todo el pueblo, el cuál, murmuraba de que las bulas eran falsas. Al final, el buldero le pidió al Señor que perdonara al alguacil por el pecado que había cometido y que liberara al demonio que había en su interior. Al día siguiente, la noticia se propago por los pueblos cercanos y todos poseían la bula. Lázaro, estuvo con este amo cuatro meses, este, le hizo pasar muchas fatigas pero al menos les daba de comer a costa de los curas y otros clérigos donde iba a predicar.
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